Este fin de semana mi novia y yo decidimos acercarnos a la vecina Región de Murcia para visitar el Parque Narural de Sierra Espuña, uno de los paraísos verdes que aún nos quedan en la zona mediterránea.
La verdad es que el lugar no defraudó para nada: paisajes increíbles, rutas senderistas y ciclistas difíciles de olvidar, en definitiva, un lugar digno de visitar y a menos de una hora de Alicante.
En el centro de la sierra, en El Berro, hay un camping muy acogedor (aunque la mujer de la recepción no era tan encantadora como el entorno...) en el que nos hospedamos y aprovechamos para estrenar (bueno, reestrenar porque lo hemos comprado ya con unos añitos) nuestro remolque tienda.
La ruta que decidimos hacer parte desde el camping Sierra Espuña y enlaza el PR MU 79 (que conecta el camping con el centro de la sierra) y el GR 252 (que tras pasar por el abandonado y enigmático sanatorio de tuberculosis nos lleva de vuelta hasta el camping por un mas que divertido sendero).
Después de unos cuantos kilómetros de ruta, en la parte más alta de la sierra hay un pequeño sendero que gira a la derecha y nos lo pasamos. Por eso salgo aquí un poco confundido, como Dinio...
Tras encontrar el camino, la ruta sigue unos cuantos kilómetros más por senderos espectaculares hasta llegar al antiguo sanatorio de tuberculosis.
Y al fin llegamos al sanatorio tras pasar por la conocida Casa Leiva, un albergue juvenil de la Región de Murcia. La verdad es que el lugar impresiona y también asusta un poquito cuando lo visitas por dentro. Es que no pudimos resistirnos a la tentación de colarnos para verlo con más detalle. Lástima que los gamberros hayan contribuido a hacerlo un poco más tétrico si cabe...
Y tras reponer las fuerzas en el merendero que hay un poco más adelante, cogimos la senda del dinosaurio que comienza junto al merendero. Después continuamos por la senda (muy divertida para ir con la bici si te molan los single tracks) hasta llegar al un puente colgante junto al que hay una gruta muy curiosa formada por el paso del agua durante siglos.
Poco después decidimos parar a comer junto al camino y, de repente, aparecen más de 200 personas de un club senderista. Se tiraron casi 10 minutos pasando (macho, parecía Maisonave en plena campaña navideña...). Seguimos la ruta hasta que comenzamos la bajada hacia el camping por un sendero bastante trialero. Hará las delicias de los bikers más técnicos porque son 5 kilometritos de lo más divertido.
Y después de la divertida bajada, llegamos de nuevo al camping para reponer fuerzas y una duchita relajante que te deja nuevo.
Pues con esta vista tan chula, Carmen, Yeka y yo nos despedimos y os recomendamos de verdad que visitéis Sierra Espuña, no os defraudará.
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